El deporte es hoy un objeto de estudio
sumamente interesante en relación a la construcción
de identidades. El deporte se sobreimprime a situaciones identitarias
claves: la socialización infantil, la definición de género, la conversación
cotidiana, la construcción de colectivos.
Hoy en día el deporte posee un gran peso en la
construcción de identidad y la subjetividad. El deporte esta inserto en la vida
cotidiana de las personas, genera identidades, interés y temas de conversación,
ademas de que es el principal espectáculo masivo. “El deporte se sobreimprime a situaciones identitarias claves: la socialización
infantil, la definición de genero, la conversación cotidiana, la construcción
de colectivos.” (Albaraces, 2004, pag 41)
En este marco, el deporte se concibe como una
nueva y gigantesca herramienta de alineación de masas, y en este sentido, los
Juegos Olímpicos constituyen el principal mega evento deportivo que convoca a
la mayor cantidad de espectadores frente a un televisor y a la mayor cantidad
de público y turistas en la ciudad cede en donde se desarrollan. En este marco,
los Juegos no solo conforman un gran espectáculo mediático, sino que además se
convierten en un gran negocio que capta la atención de muchos empresarios y que
constituyen una gran posibilidad a la ciudad organizadora de transmitir su
estilo de vida, sus ideales y promocionarse como ciudad turística y cultural
durante el tiempo que dura el evento. En este contexto, el sistema de identidad
de los juegos, dentro del cual se encuentran los pictogramas, poseen una
importante línea de acción en el desarrollo de las diferentes especialidades y
se encuentran también en la boca de todos.
Esto es importante ya que, más allá de que el
evento sea transmitido masivamente a todo el mundo, el deporte colabora también
a transmitir identidades y valores simbólicos a través de sus prácticas y de
los deportistas. Justamente Guedes, siguiendo a Levy Strauss, plantea que “varias dimensiones identitarias son
disputadas, negociadas y construidas a través del deporte, una de ellas es la
de la nación.” (48) Fue Hobsbawm uno
de los pocos historiadores y analistas del proceso de invención de las naciones
modernas en señalar la importancia del rol de los deportes modernos en esa
invención, especialmente en la construcción “desde abajo” de los nacionalismos.
Justamente Guedes plantea que el deporte es un espacio privilegiado para
transmitir ciertos mensajes, ya que considera que el deporte, en mayor o menor
medida, es algo que todos practican, que todos conocen y que, en sus diferentes
practicas, a todos o a la mayoría les gusta. Es un espacio común en donde no
hay diferencia entre clases, ya que frente a la práctica deportiva, somos todos
iguales. Es un entretenimiento que fascina y fanatiza, y en ese marco, también
se incluyen las relaciones de poder, intereses y mercantilismo. A partir de
ello, si los Juegos Olímpicos constituyen el principal mega evento deportivo a
nivel mundial, no es necesario aclarar los alcances magníficos que tienen las
dos semanas de transmisión televisiva de los Juegos y el interés y fanatismo
que despierta en la población mundial. Por ello, un evento deportivo, y mas de
la magnitud de los Juegos Olímpicos, es un espacio ideal para vender o
imponerse y es allí donde no solo las marcas y grandes empresas entran en
juego, sino que el país que organiza el evento, o mas precisamente la ciudad,
también aprovecha para mostrarse y venderse al resto del mundo, y es allí donde
entra en juego todo el sistema de identidad, que pasa a formar parte de la
“publicidad” no solo del evento, sino también de la ciudad, en donde las
intenciones de promoción pueden ser muy diversas, ya que no solo puede
interesar fomentar la ciudad como un lugar turístico, sino también como
potencia a nivel político o económico, generar nuevas relaciones de poder,
expandir la economía y el comercio, etc.